Diario Estrategia, Junio 1989
“Los resultados de la gestión económica de las empresas deben ser mostrados al país, con antecedentes veraces y confiables. Se debe explicar el éxito y los fundamentos del mismo, de manera que una gestión empresarial adecuada sea también una especie de escuela de administración.”
Hace algunos meses, una revista internacional de economía y negocios que se edita en inglés, público un artículo que llevaba este título, curiosa mezcla de admiración y quizá algo de recelo, en dos idiomas.
El artículo se refería a la notable situación que presentaba Chile, tanto en su orden político como en desarrollo económico, pasando de esta manera a constituirse en un ejemplo para el resto de los países de América Latina. La economía chilena se proyectaba hacia al extranjero mencionando el articulo diversas inversiones realizadas por empresas privadas chilenas en otros países de la región. Trabajadores y ejecutivos se trasladaban al exterior. Junto con las remesas del capital chileno, se incluía el aporte de filosofías y métodos de administración. De ahí, entonces, el título del artículo, que vinculaba a los empresarios chilenos con el concepto de in moderno conquistador, por la vía de los negocios internacionales.
No puede uno dejar de preguntarse: ¿Qué paso?, ¿Qué razones o que modificaciones importantes permiten explicar las diferencias tan significativas entre la realidad actual y pasados tan cercanos en nuestra historia?
Naturalmente, las respuestas pueden variar. Habrá diversos tonos y orientaciones en el análisis que cada uno pueda efectuar.
Hay, sin embargo, algunas constantes, desde una perspectiva económica y jurídica que podría explicar lo fundamental de la razón del cambio, que me atrevo a sintetizar.
- La decisión prácticamente unánime en el país, después de tantos años de enfrentamientos ideológicos que culminaron en violencia en la década del 70, en sentido de que es legítimo que existan diferentes opiniones e intereses en el país. Los conflictos que dicha diversidad genera deben necesariamente resolverse dentro de los mecanismos que el propio sistema contempla. Quienes practican las teorías fundadas en la violencia o en la ruptura del sistema para crear uno mejor, merecen hoy en día no solo el rechazo, sino también el desprecio público.
- La libertad política se tradujo en Chile en la conformación de una estructura económica basada en el mercado. No hay, pues, empresarios privilegiados que puedan aducir criterios seudonacionalistas para obtener cuotas de mercado, protecciones especiales frente a la competencia extranjera, o tratos discriminatorios en su favor. No deben existir favores especiales para enriquecerse a costa de los consumidores.
Inversamente, se aspira a que en los mercados internacionales los empresarios chilenos encuentran garantías de transparencia y de competencia leal, semejantes a las que se otorga en Chile, sin discriminación, a los chilenos y extranjeros.
Así, la apertura completa de la economía al exterior permite un mayor grado de bienestar, y al menos costo, en las familias, al tiempo que promueve la eficiencia competitiva de las empresas.
- Los resultados de la gestión económica de las empresas deben ser mostrados al país, con antecedentes veraces y confiables. Se debe explicar el éxito y los fundamentos del mismo, de manera que una gestión empresarial adecuada sea también una especia de escuela de administración.
Al mismo tiempo, se debe reconocer y mostrar el drama de los fracasos, de las gestiones erróneas, de las quiebras y de la cesantía. El ocultamiento de las conductas ineficientes significa que todo da lo mismo, y que no existen las luces en la economía para advertir sobre los caminos ineficientes o erróneos.
- Como consecuencia de lo anterior, la actividad productiva de bienes y servicios reside esencialmente en el sector privado.
No corresponde al Estado continuar desempeñando funciones de producción industrial que no solo no le pertenecen, sino que, además, confunden la majestad e independencia de su rol regulador y conductor.
Los gobiernos deben estar totalmente al margen de gestiones comerciales o económicas que puedan traducirse en aumentos o disminuciones de patrimonio de las personas, individual o colectivamente.
- La actividad económica debe desarrollarse, y así lo dice expresamente la Constitución de 1980, respetando las normas legales, y esa actividad no debe ser contraria a la moral, al orden público o a la seguridad nacional.
Existe, por lo tanto, una valorización legal y ética respecto de la gestión económica, debe sancionarse con rapidez y durezas las conductas inmorales y la de aquellos que se apartan del régimen legal vigente.
- Para lo anterior es necesario, de un modo substancial al sistema, no solo la existencia, sino el respeto a un Poder Judicial esencialmente independiente de los demás, además, los ciudadanos deben contar con distintos tipos de recursos judiciales que permitan un pronto remedio a las infracciones cometidas en contra de sus derechos. Ello, incluso si la infracción proviene de un organismo del Estado o de una disposición legal.
Al producirse modificaciones en estos días en la vida política del país, cabría una vez más advertir, la importancia que tiene que continuar buscando fórmulas innovadoras de desarrollo económico y jurídico, basadas en la libertad de mercado, y permitan que Chile continúe en la posición de prominencia que hasta ahora muestra.




